Cómo lograr la autonomía en el aula: hábitos y rutinas.

Educar y estimular la autonomía desde los primeros años de vida es la base del aprendizaje.  Como señala Sepúlveda G. (2003) está comprobado que el estudiante que es autónomo suele tener mejores resultados académicos, y en este sentido, la escuela es el mejor espacio para aprender esta destreza o capacidad.  Por tal razón es que los formadores y docentes tenemos el gran reto de desarrollar en los estudiantes tan importante destreza.

Autores como Piaget, Vygotsky entre otros, en Sepúlveda (2003), definen la autonomía como la capacidad de desarrollar de manera independiente la valoración por sí mismo, la toma de decisiones, el sentido de responsabilidad.

En el cumplimiento de este propósito el docente debe disponer de ciertas habilidades y herramientas que le permita infundir al estudiante iniciativas autónomas en el aprendizaje, para que éste sea capaz de continuar aprendiendo de manera cada vez más eficaz y de forma independiente. 

Para dar respuesta a lo anterior, en la práctica y en muchos sentidos, el docente debe ceder su protagonismo, pues el aprendizaje autónomo saca al profesor de la escena y le permite al estudiante crear y seguir su propia ruta de aprendizaje. Para ello se hace necesario dar espacio al aprendizaje activo, potenciando la capacidad de tomar decisiones, de autogestión del conocimiento, de apropiación de estrategias cognitivas y metacognitivas, las cuales favorecen el dominio de las habilidades de pensamiento de orden superior.  El estudiante debe ser capaz de evaluar y transferir estrategias a otros contextos evaluando su propio rendimiento.

Cabe señalar que esta destreza o habilidad ha cobrado mayor relevancia en estos tiempos de emergencia sanitaria, en donde el proceso educativo ha sido llevado a la virtualidad  y que, por ende, ha requerido enfatizar el rol del estudiante en este proceso de construcción y reconstrucción de conocimiento.

¿Qué iniciativas, hábitos y rutinas de trabajo diario en el aula permiten inculcar la autonomía en los estudiantes?

1. El docente debe abandonar su papel tradicional de actuación, debe conferir su posición central en la toma de decisiones, dar paso a que el estudiante tenga mayor protagonismo en esa toma de decisiones.  Metodologías como el Aprendizaje Basado en Proyecto ABP, la Gamificación, Clase Invertida (Flipped Classroom), entre otras, contribuyen de manera significativa en su logro. 
2. Crear sentido de la responsabilidad y compromiso en los estudiantes.  En este aspecto vuelve a cobrar relevancia intencionar actividades basadas en metodologías activas como la generación de proyectos creativos para utilizar lo aprendido en nuevas situaciones.
3. Fomentar la curiosidad, especialmente con juegos, preguntas, investigación e indagación, contribuyen convincentemente en la motivación. 
4. Trabajar la autodisciplina. Se puede lograr con pequeños hábitos, como, por ejemplo: dedicar la atención ininterrumpida a una sola cosa y acabarla, pues eso motiva; ser crítico con nuestros razonamientos; valorar positivamente los pequeños logros conseguidos, el decir “bien hecho” ayuda a esa autodisciplina; tomarte los objetivos con calma y viendo paso a paso lo que hay que hacer; etcétera. 
5. Crear una guía bien planificada y personalizada de aquellos conceptos que tiene que ir asimilando el estudiante a lo largo del curso. Es una gran recurso cognitivo e ideal, pues puede ir aprendiendo según su nivel de comprensión, a su ritmo, y eso genera una gran motivación.  
6. Crear hojas de rutas adaptadas e inculcar capacidades, no solo intelectuales, sino también físicas y emocionales.
7. Implementar una constante tutorización para que el estudiante sea capaz de asimilar los errores, superándolos de forma positiva y afianzando su autoestima.
8. Establecer una fuerte motivación hacia la cooperación con los demás como medio para desarrollar el propio aprendizaje, favoreciendo el trabajo en equipo.
9. Propiciar “momentos” para que el alumnado pueda acceder a tareas escolares de forma espontánea, que elijan la materia que más les gusta, que accedan de forma individual o grupal.

Todas estas acciones se centran en y para el desarrollo de esta habilidad, pues logran una motivación que supera sus tareas y cualquier obstáculo que se les pueda presentar, haciéndoles consciente de sus recursos.

Bibliografía.

Sepúlveda Ramírez, María Gabriela Autonomía moral: Una posibilidad para el desarrollo humano desde la ética de la responsabilidad solidaria. Revista de Psicología [en línea]. 2003, 12(1), 27-35[fecha de Consulta 28 de Mayo de 2021]. ISSN: 0716-8039. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=26400102(link is external)(link is external).

Ana Isabel Calvo Villalba, (20174) Iniciativas para que los estudiantes sean más autónomos. Disponible en https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/10-iniciativas-los-estudiantes-sean-mas-autonomos/(link is external)(link is external)

Se adjunta, a este documento, PPT con actividades tendientes a desarrollar la reflexión en torno al tema, sugerida para un Taller Colaborativo entre pares.