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El patio como cuaderno, ampliando el aula

El patio como cuaderno de aprendizaje :

En el año 2014 surgió la posibilidad de usar el patio durante las clases de matemática.  Ampliamos los cálculos desarrollados en los cuadernos usando el patio del establecimiento, los estudiantes ya no se sentían limitados por el espacio de sus hojas de cuaderno ni por el cuadriculado de las hojas, les encantó escribir con tizas en los pisos del colegio, comenzaron a querer ser parte de las actividades, ese año iniciaba el uso de celular en forma masiva y marzo nos encontramos con estudiantes que no escuchaban las clases, ni levantaban la cabeza a mirar la pizarra, menos mostraban interés por hacer guías, la inciativa comenzó a acercarles a matemática.

Sumamos a la inciativa anterior, los tutores de matemática, compañeros de curso muy motivados por aprender, algunos muy  tímidos y con pocas redes de amistades dentro de los cursos:

No teníamos tantos recursos para formar los grupos de tutores que ayudaban a pequeños grupos de estudiantes en el desarrollo de las actividades de aprendizaje, por ello, creamos pizarras de papel y cinta adhesiva que, con una simple hoja de papel blanca, papel lustre, cartulina u hoja de block forrada con cinta adhesiva transparente y plumón, se transformaron en espacios de cálculo y análisis grupales. Grupos en los cuales surgió la amistad, la valoración, el respeto y la confianza. 

El trabajo colaborativo y pensamiento crítico como también la autonomía, comenzaron a tener un espacio destacado. Además, de surgir líderes y aumentar la empatía e inclusión entre los mismos estudiantes. Usamos el principio de los rincones de aprendizaje para entregar lugares cómodos y no frontales de desarrollo de las actividades de aprendizaje durante las tutorías y clases demostrativas, teníamos estudiantes que declaraban que ya disfrutaban más de las clases y se comprometían aún más con sus avances, con sus procesos, se hacían más conscientes de qué sabían, cuáles eran sus potenciales, cómo aprendían mejor,  qué debían seguir reforzando, se favoreció su autoimagen y autoestima, cuando se les daba libertad de elegir si quería estar sentado en el piso, en sus espacios de grupo, en sus cojines o en los puestos tradicionales para escuchar las explicaciones del contenido en las clases dirigidas, ellos elegían espacios libres, mantenían el interés por ser parte y colaborar con las actividades y el aprendizaje de sus pares. Más adelante, se les propuso aprender con mesas y sillas distribuidas en O, C, L  o en filas tradicionales de modo que eligían las organizaciones de aula según los temas o funciones que desarrollarían, los estudiantes a esas alturas del año, "ya eran más protagonistas de sus procesos de aprendizaje". 

Sumado a todo esto, comenzamos a reciclar tanto en casa como en el establecimiento, todo tipo de recipientes, papeles, cajas, lana, etc que nos permitieran aprender los conceptos matemáticos en estudio, usamos incluso, casas de muñecas, cables y pilas,  ampolletas, juguetes en desuso que se vendían en las mismas ferias de pulgas del colegio, los estudiantes empezaron con esta iniciativa a descubrir la matemática en el mundo que les rodeaba y dar explicación desde la matemática a sucesos observados. Pasaron los meses y ya nuestra sala de clases "se componía por todo el espacio físico del colegio", nos trasladábamos buscando regularidades, patrones, encuestando, graficando, midiendo, identificando formas, buscando la probabilidad de ocurrencia de sucesos a investigar, una gran experiencia, le dieron vida a un kiosco y espacio vacío, con los desafío de recreos, dónde llevando sus lápices respondían a preguntas, resolvían problemas y sus respuestas quedaban registradas para ser leídas por la comunidad escolar.

Juicio socrático y fortalecimiento de los aprendizajes y habilidades de conocer, compreder,  análisis y evaluación:

Avanzando los meses, se tornó más desafíante el proponerles actividades, como el díálogo ya comenzaba a fluir con mayor profundidad producto de los meses de tutorías, se les propusieron :  Los tribunales de abogados matemáticos, o juicios matemáticos. El pensamiento crítico y los juicios matemáticos en las clases nos permitieron poner en marcha los paneles de abogados y jueces que defendían hipótesis o conjeturas de geometría, el entusiasmo por ser parte, hizo que los estudiantes aprendieran incluso de sus familiares a litigar, nos apoyamos en el juicio socrático y tuvimos incluso, padres asistentes a algunos juicios al triangulo rectángulo, a los cuadriláteros y el cuadrado, a los ángulos, etc.

Todo comenzó con el cambio de los lápices y cuadernos por tizas y grandes espacios para escribir "los pisos de cemento". Se crearon desafíos de la asignatura para compartir como afiches en los patios, dados de desafíos con cajas de cartón forradas con papel Kraft, dando un matiz a los recreos y horarios de entrada y salida al colegio.  Empezamos a tener más estudiantes en sala desafíandose en la pizarra unos a otros o enseñándose mutuamente, que en el patio del recreo. 

Trabajar en el patio los aprendizaje de matemática, logros y desafíos con tiza en el piso: 

Estas iniciativas permitieron que la comunidad se hiciera parte del aprendizaje de los estudiantes que compartían sus actividades de aula al resto de los estudiantes, desde de 1ero básico a 7mo podían ver en los recreos, el trabajo realizado por los 6tos básicos en sus clases de matemática, ya que quedaban retratadas en los patios con tiza o afiches.  Podíamos observar y escuchar a estudiantes de diversos cursos, detenidos contemplando o comentando los cálculos retratados en el piso por medio de tiza. Nos motivó así, poder ayudar a dar a conocer el aprendizaje matemático, compartir buenos ejemplos y explicaciones simples como profundas. 

Juegos con números de papel en los polerones, como si fuesen camisetas de futbol: 

Con el paso del tiempo, comenzamos a unir la actividad física y matemática, en los patios comenzaron a jugar aprendiendo múltiplos, factores, aplicando propiedades de los números y operaciones, recordando características de los conjuntos numéricos en estudio,  etc, correr, saltar, jugar a la pinta, al pillar se unieron a matemática y los conectó,  con sus primeros años de juegos.

Una muy bonita actividad, a esas alturas del año, el celular tenía un uso investigativo, complementario guiado, se hizo una herramienta de matemática y los estudiantes, se reconectaron con el entorno y sus juegos de niñez.  

Esta experiencia de abrir el aula al entorno cercano: 

Logró activar la autoestima, autoimagen y acercar a los estudiantes a la asignatura.  Se observó, además, el aumento del interés por aprender representaciones gráficas de los contenidos en estudio, dialogar acerca de los temas en aprendizaje, ser parte de la clase. Incluso, se pudo detectar que estudiantes de distintas edades (de otros cursos en los recreos) explicaban  o comentaban las actividades a sus pares o con los mismos estudiantes que las estaban desarrollando. 

Comparto algunas fotografías de las experiencias vividas, experiencias que marcaron mi carrera. 

 

Imágenes: