Nuevo enfoque de la evaluación.
Uno de los grandes desafíos a los que nos enfrentamos en el quehacer docente es, saltar desde la calificación (representación numérica de los logros de aprendizaje de los estudiantes) a la evaluación (proceso que implica recolectar información utilizando diversas estrategias, técnicas e instrumentos para valorar en qué medida los estudiantes lograron los aprendizajes esperados).
Es en este escenario es que la “Evaluación auténtica” presenta un enfoque de evaluación muy cercano a lo que hoy se conoce como Evaluación para el aprendizaje y está relacionada con la Evaluación formativa. Pudiendo definirse como “proceso evaluativo que demanda que los aprendices resuelvan activamente tareas complejas y auténticas mientras usan sus conocimientos previos, el aprendizaje reciente y las habilidades relevantes para la solución de problemas reales” (Herman, Aschbacher y Winters, 1992, p.2).
Este tipo de evaluación está teóricamente fundamentada desde la “Teoría del esquema, que plantea que los conocimientos están organizados en esquemas cognitivos y que un aprendizaje ocurre cuando la nueva información es asimilada dentro de un esquema cognitivo previo”. (Ausubel,1968; Rumelhart, 1980)
Es decir, mientras más experiencias tienen las y los estudiantes con un tema particular, les es más fácil establecer relaciones entre lo que ya saben y lo que están aprendiendo, formular hipótesis y hacer predicciones.
Para lograr una Evaluación Auténtica, en la práctica es necesario:
- Evaluar aprendizajes multidimensionales, es decir, evaluar conocimientos (saber), habilidades (saber hacer) y actitudes y valores (saber convivir y ser) de manera integrada y simultánea.
- Evaluar las reales competencias de los alumnos a partir de la información que aportan sus desempeños dentro y fuera de la sala de clases.
- Evaluar aprendizajes contextualizados, usando contextos significativos, situaciones problemáticas y lo más cercanas a la vida real o cotidiana de los niños, aún fuera de la escuela.
- Evaluar considerando al estudiante como un aprendiz activo y que tiene motivaciones.
- Evaluar de manera colaborativa, impulsando la interacción y el apoyo de los otros.
Entonces, la evaluación auténtica pretende un cambio de paradigma, ya que se centra en el estudiante, considera sus individualidades, su propio contexto y lo sitúa en un escenario de aprendizajes significativos y complejos, a nivel individual y grupal.
Invito a profundizar más en este tema, por lo que adjunto los Principios de la Evaluación Auténtica que, sin duda, será un aporte al desarrollo de la labor docente.
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