Últimamente he estado reflexionando sobre cómo las y los docentes, muchas veces sin quererlo, perpetuamos una educación sexista. Es por esto por lo que quise leer al respecto, para mejorar mi práctica, y pude encontrar un libro muy completo realizado por la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres (2016), en donde les comparto mis principales apreciaciones sobre cómo, como docentes, perpetuamos el sexismo en nuestra práctica diaria. Todo esto, como una manera de reflexionar en conjunto sobre este tema tan importante, para lograr caminar juntos hacia una educación no sexista.
Como bien sabemos, el sexismo se puede describir en palabras simples como un mecanismo discriminatorio contra las personas según el sexo al cual pertenecen. Las mujeres, que históricamente han sido más dañadas por este sistema patriarcal en el cual estamos insertos, han sido las más perjudicadas, lo que ha reproducido constantemente expresiones sexistas contra ellas. Recordemos que la violencia simbólica aún existe; un ejemplo claro es que las alumnas deban usar falda en su uniforme, sabiendo que es muy incómodo y limita la libre movilidad, en nombre de la feminidad y “porque siempre ha sido así”.
Otro ejemplo claro de esto es cómo se presenta el currículum: si pensamos, sobre todo en los textos escolares, nos damos cuenta de que el número de mujeres que son representadas es mucho menor que el de hombres; textos de lenguaje y ciencias son un ejemplo claro de ello.
En el libro que estudié se menciona que, el género de autores por nivel, en enseñanza media, da un total de 150 autores mencionados: 129 autores son hombres, mientras que sólo 21 autoras son mujeres, lo que perpetúa este estereotipo; sin quererlo podemos caer en el sexismo al utilizar estos autores, en desmedro de las autoras, aunque estos textos sean entregados a nosotros en las bases curriculares.
Aunque no lo creamos, estos ejemplos tienen gran impacto en la vida de nuestras alumnas, sobre todo, ya que sin quererlo podremos perpetuar un estereotipo como el que las mujeres no sirven para la literatura, la ciencia o ciertos deportes y que deben mantener una imagen acorde a su feminidad; y, como dice en el libro:
“…. Las alumnas pueden desarrollar una: “incapacidad aprendida”, que se refiere al fenómeno que afecta principalmente a las estudiantes mujeres. Consiste en la creencia, consciente o inconsciente, implícita o explícita, de la imposibilidad de realizar una tarea, o en la presunción, previa e infundada, de que no se tendrá un buen rendimiento en determinado asunto o área” (Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, 2016).
Si bien, podríamos seguir nombrando patrones de sexismo en el aula (como la diferencia de puntajes en pruebas estandarizadas de matemática, por ejemplo, donde las mujeres obtienen menos puntajes que los varones), creo que, con sólo nombrar los ejemplos anteriores, debiera ser suficiente para comenzar, al menos, a reflexionar sobre esto, para poder comenzar a hacer un cambio. Por favor, no olvidemos que una educación no sexista no es sólo necesaria y primordial para las estudiantes mujeres, sino también para los varones y estudiantes no binarios; todos nuestros estudiantes merecen respeto y tienen el derecho a estudiar en una sala de clases y en un colegio donde puedan expresarse libremente y sin sexismos, permitiéndoles llegar a ser lo que quieran ser en sus vidas, ya que nuestra labor no es sólo entregar conocimientos, sino darles las herramientas para que puedan ser buenos ciudadanos y piensen libremente; por lo que es deber de todos, comenzar a reflexionar para caminar juntos hacia una educación no sexista.
Si alguno de ustedes quiere acceder al libro mencionado, les dejo el link directo en la bibliografía.
Bibliografía
- Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, 2016.
https://www.nomasviolenciacontramujeres.cl/wp-content/uploads/2016/10/36...
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