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Cómo acercarnos más a nuestros estudiantes, a pesar de las pantallas

Cómo acercarnos más a nuestros estudiantes, a pesar del trabajo a través de la pantalla

Sabemos que esta pandemia mundial en la cual aún estamos insertos ha cambiado muchos aspectos de nuestras vidas y uno de los cambios más radicales ha sido en educación: las clases son a través de una pantalla. Sé que como docentes trabajamos con nuestras cámaras encendidas para que puedan vernos e interactuar; sin embargo, la mayoría de nuestros alumnos permanecen con sus cámaras apagadas durante toda la clase y, en mi caso, ha sido algo constante.

Me he preguntado muchas veces el porqué de esto y continuamente los estudiantes manifiestan sentirse incómodos, ya que muchos de ellos aún no se conocen en persona. Ante esta situación, a mi parecer, se ha generado una cierta barrera entre los estudiantes y el docente, ya que debo reconocer que ha surgido un sentimiento de que le hablo a “la nada”. Esta barrera puede crear una especie de lejanía entre el docente y los estudiantes, lo que puede influir negativamente al momento de generar un ambiente propicio para el aprendizaje ya que muchos se cohíben al momento de responder y participar en las clases, siendo muchas veces difícil generar un clima de confianza en la totalidad de los alumnos.

Frente a esta situación de lejanía que he experimentado en mis clases, decidí investigar un poco al respecto, para poder abordarlo de la mejor manera posible y, para que así, mis estudiantes pudieran aprender, haciéndolos sentir cómodos y valorando su contribución a las clases, tratando de generar la confianza necesaria para que participen; aunque esta participación pueda limitarse solamente a que contesten por el chat o, en pocos casos, a través de su micrófono.

Al investigar me di cuenta de la importancia de las emociones en todos los aspectos de la vida y, sobre todo, en este contexto de pandemia, ya que sabemos que la educación en sí involucra una interacción y sentimientos; tratamos con personas, no con robots que sólo están ahí para recibir conocimientos nuevos. Sabemos, desde la neurociencia, que son muchos los neurotransmisores involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje y lo que pude aprender, gracias a un curso que tomé, dictado por Cpeip, es que, como profesores, al sólo realizar un par de acciones simples, podemos aumentar la secreción de neurotransmisores que puedan favorecer el aprendizaje.

Honestamente, me impresionó saber que el acercamiento a los estudiantes a través de una pantalla no sólo se logra al presentarles actividades con metodologías activas para mantenerlos interesados en la clase; si no también al incluir acciones simples cada día: fomentar un saludo cordial y sincero, tratar a los estudiantes con cariño, llamarlos por su nombre, mantener un tono de voz amable aunque sea para llamarles la atención, reconocer sus méritos continuamente, darles ánimo y motivarlos siempre; además, de rescatar el valor único de cada uno de nuestro estudiantes.

Como dije anteriormente, nuestros estudiantes son personas y no debemos olvidar ni nuestros contextos educativos ni los personales de cada uno de ellos. Pude leer un estudio que data del año 2009, donde los estudiantes encuestados reconocieron sentirse muy estresados antes de una evaluación online y muchos padecen tensión cuando envían un mail o alguna consulta a sus profesores a través de alguna plataforma virtual; lo mismo les pasa al momento de participar en clases.

Puedo nombrar lo presentado por el estudio: “Entre los principales aspectos emocionales negativos de las clases a distancia , los estudiantes señalaron: estrés durante la resolución de exámenes en línea, las fechas límites para entrega de trabajos los ponen nerviosos (47%); padecen tensión por la espera de la respuesta de algún profesor en la clase (46%); los procesos lentos de retroalimentación les provocan un sentimiento de ausencia del profesor (33%); les causa frustración no sólo las fallas técnicas que obstaculizan la comunicación con el docente (31%), sino también la irresponsabilidad que muestran otros estudiantes (27%)… (Corona et al, 2009). Si bien este estudio fue realizado en estudiantes de educación superior, podemos ver que es una realidad muy cercana a nosotros; ya que personalmente he observar esto al conversar con mis estudiantes de Tercero Medio, de los cuales soy profesora jefa y con quienes comentamos dicho estudio y dicen coincidir en cómo se sientes en las clases a distancia.

Por lo tanto, es por todo esto que, y sin dejar de lado todo el agobio laboral extremo que hemos sufrido como docentes, no debemos permitir que esta lejanía llegue a nuestras aulas virtuales. Nuestros estudiantes merecen contar con un ambiente seguro y de confianza para aprender, a pesar de las limitaciones que puedan existir y, como podemos ver, con sólo agregar las simples recomendaciones mencionadas anteriormente, así como entender que este escenario ha sido difícil para todos, podemos hacer que los estudiantes logren tener la confianza para preguntar y participar y, así, puedan lograr un aprendizaje significativo a pesar de las pantallas. Yo lo he podido implementar y debo decir que la participación ha aumentado paulatinamente.

 

 

Bibliografía:

  • Atención, emoción y motivación: claves para el aprendizaje. Cpeip, 2021. Texto entregado por Cpeip mediante curso a distancia: “Transforma tu clase online”.
  • Herrera Corona, Laura, Mendoza Zaragoza, Norma Elena, Buenabad Arias, Ma. de los Ángeles. Educación a distancia: una perspectiva emocional e interpersonal. Apertura [en línea]. 2009, 9(10), 62-77[fecha de Consulta 28 de mayo de 2021]. ISSN: 1665-6180. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=68812679007(link is external).