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Del lenguaje a la COMUNICACIÓN

Los lineamientos educativos de la cultura global promueven aprendizajes que permiten la búsqueda de una identidad propia, en la que es necesario tomar conciencia de qué implica aprender, ser responsable con los propios procesos y emprendedores para lograr  nuestros objetivos; es decir, refuerza un aprendizaje autorregulado, en el que el educando sea capaz de indagar, construir, trabajar colaborativamente, comprometido con el bien común e integral en sus valores.  En definitiva pretende que nuestros niños y jóvenes aún quiera soñar con un futuro, sientan que lo pueden construir, y que, finalmente, crean que ese futuro depende de ellos.

Entonces, ¿qué rol cabe al docente en este nuevo panorama?  La respuesta es sencilla, pero no exenta de dificultades, ya que los cambios que queremos lograr con nuestros alumnos necesitan, previamente, de cambios en las mentalidades de sus profesores, de las institiuciones que los acogen, de los padres y apoderados, en definitiva de toda una sociedad. Pero necesitamos comenzar por alguna parte. ¿Queremos cortar el círculo vicioso?

Esta necesidad de cambios estructurales puede sentirse con más fuerza cuando nos planteamos interrogantes como: ¿Para qué?, ¿para qué queremos cambiar esto que conocemos, manejamos y desde algunas perspectivas nos brinda seguridad?.   Es probable que las respuestas surjan cuando observemos y reflexionemos sobre nuestra forma de "hacer", de llevar a cabo, el ejercicio docente; entonces la pregunta sería ¿qué pretendemos con nuestras acciones pedagógicas?, ¿tenemos clara conciencia que nuestro actuar, que nuestro "hacer", está al servicio de una determinada visión de mundo, de una particular forma de concebir nuestra socidedad, nuestra cultura?, ¿qué tipo de sociedad estamos promoviendo y cuál quisieramos promover?   Esta toma de conciencia puede ser el impulso inicial para recapacitar o renegar, debatir o discutir, estremecernos o quedarnos cómodamente sentados tras una "aparente seguridad".

Son muchas las interrogantes y las respuestas no llegan con tanta claridad; entonces permitamos que nuestros niños y jóvenes nos hablen, y leamos en ellos qué desean y qué necesitan,  que sean ellos los que configuren nuestro nuevo rol...finalmente ese es nuestro "servicio".