La evaluación involucra a todos los factores que intervienen en el proceso educativo, es decir, todo el currículo. En el Jardín Infantil, el Educador debe evaluar, no sólo los aprendizajes de los niños y niñas, sino a los recursos, al método que emplea, a las actividades que realiza, al equipo, a sí mismo (autoevaluación), a los padres, a la evaluación que realiza; debe evaluar todo. Esto significa que debe medir (observar y registrar en instrumentos especiales) todo lo que influye en el aprendizaje del niño y niña, para así tomar decisiones que optimicen todo el proceso. Demás está decir a los Educadores presentes que se evalúan todo tipo de conductas: cognoscitivas, afectivas y psicomotrices, y que también se comprueba si ellas están bien equilibradas en la planificación.
Realizar una tarea como la que se presenta parece un trabajo demasiado arduo, pero no lo es si el Educador se propone ir por partes para lograr mejores evaluaciones. Es un trabajo tan arduo, o menos, que educar que es lo que hacemos todos los días. Los Educadores de párvulo pueden ir mejorando sus estrategias de medición y evaluación, poco a poco, y ojalá en grupos, para lo cual pueden proponer metas a mediano y largo plazo, para ir mejorando sus instrumentos y sus instancias de evaluación, sobre todo si se sabe que se va a trabajar en una institución (Jardín o Colegio) durante un largo período. Además, podrían intercambiar con otros educadores sus instrumentos y, ojalá los publicaran, para todos pudieran aprovechar de su trabajo. Sólo así se lograría ir optimizando los instrumentos (siempre se le van a encontrar errores) año a año y poder contar con un buen número de instrumentos centrados en los aprendizajes que se adquieren en el Jardín Infantil.
Este trabajo ha pretendido ser una síntesis de los aspectos fundamentales de la evaluación de los aprendizajes que llevan a cabo en el Jardín Infantil.
No son todos, y cada uno de los temas necesita una mayor profundización al respecto. Sólo hemos querido motivar a los educadores para construir sus propios instrumentos y para hacer, cada vez mejores mediciones y evaluaciones más certeras. De este modo las decisiones serán más fundamentadas y, por ende más acertadas, todo lo cual irá en provecho del párvulo al que educamos.
Autora: Soledad Campo
Coordinadora Nacional del nivel de Educación Parvularia, Ministerio de Educación.
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