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¿HAY ALGÚN EJEMPLO PARA TRABAJAR CON ALGUIEN "DIFERENTE"?

Laura y Patricia llegaron corriendo de la escuela, era lunes y hacía solo una semana que habían comenzado las clases. Después de sacarse el delantal  lavarse las manos, competencia diaria para ver quién terminaba primero, se sentaron a la mesa a almorar. Era la hora en que la familia se reunía a contar los sucesos del día.

-¡Tenemos una compañera nueva! - dijo Laura a sus padres-. Se llama Vanesa y ya nos hicimos amigas.

¡Qué bien! - dijo la mamá-. Imagino lo que habrán jugado y corrido en el recreo.

-Bueno, no es tan así, la que corrí fui yo, pues, Vanesa iba en su silla.

-¿Su silla?- exclamó mamá.

-Sí, Vanesa no puede caminar, por eso está en una silla de ruedas.

-¡Oh, pobrecita!-exclamó mamá.

-¿Pobrecita por qué?-respondió Laura.

-Bueno, me da pena que no pueda caminar.

-Sí, ya sé, pero no me parece bien tenerle lástima, es súper, tiene unos ojos azules enormes y siempre está sonriendo. ¿Sabes una cosa, mami?, resulta que en la clase hicimos un juego llamado la "Justa del saber". Nos dividimos en equipos, la maestra nos dio hojas que contenían preguntas de conocimiento e ingenio y el equipo ganador se llevaba de premio un libro de cuentos. Pues bien, gracias a Vanesa que se sabía todas las preguntas, ¡¡Ganamos!! La maestra nos propuso hacer este juego una vez por semana, así que, te imaginarás que Vanesa es la más solicitada para integrar el equipo.

Patricia, que por ser más pequeña está en otra clase, intervino apoyando a su hermana.

-¡Claro, mamá!, cuando yo la vi en el recreo, al principio me pareció raro ver una niña en silla de ruedas, pero al rato de estar con Vanesa ya ni me acordé más. Se ofreció para vender bizcochos, por ser su primer día la maestra se lo permitió, y al rato ya los había vendido todos. Por hacerlo, siempre te regalan tres bizcochos, y ella los compartió con nosotras.

Los padres de Laura y Patricia reflexionaban después sobre la espontaneidad y falta de prejuicios que las niñas tenían. Una vez superada la primera impresión nada les impedía relacionarse naturalmente con alguien "diferente". Tal vez nuestros prejuicios sobre el qué es "diferente" (muchas veces por ignorancia) nos lleve a asumir conductas erróneas.

Mientras tanto, Vanesa también había llegado a su casa y sentada a la mesa del comedor contaba a su madre el primer día de escuela. Se sentía feliz, pues se había hecho de dos amigas y en el juego que habían realizado en clase, su equipo había sido el ganador.

-Se llaman Laura y Patricia, nos hicimos muy buenas amigas, no como con otras niñas tontas que quieren estar conmigo porque dicen que tengo "algún problemita".

Su madre la miró con ternura y sonrió.

Nota sobre la autora: Milka Ríos Gutiérrez."Desde pequeña me gustó leer, ya que en mi casa todos trabajaban y yo pasaba muchas horas sola. Así fue que para mí una pequeña biblioteca que había, se transformó en algo muy preciado.

Ho día, armonizo mi trabajo en el que me desempeño como licenciada en fisioterapia, con la lectura y la escritura.

Hace años trabajo con niños lesionados cerebrales, y en este cuento, es protagonista una paciente de nuestro servicio de Fisiatría, que es un ejemplo de constancia y amor por la vida".