En el largo camino de enseñar y promover cambios que abren nuevas perspectivas a los sujetos, no solo a nivel cognitivo, sino cambios que abarquen al individuo como un ser emocional, espiritual e inteligente, día a día enfrentamos nuevos desafíos, que debemos superar , muchas veces en soledad , pues aun no logramos realizar un trabajo en equipo, Esto porque por un lado el sistema alienta por medio de la publicidad el trabajo en equipo, pero en el momento del reconocimiento este recae sobre los individuos en particular, ya sea directivos, docentes o profesionales afines a la labor de una institución escolar. Es esta incongruencia el desafío que debemos superar. Si de verdad queremos que nuestra carga emocional disminuya y logremos tener un ambiente de trabajo estimulante, debemos iniciar una cambio; debemos luchar por el espacio y tiempo que requerimos para mirarnos, conversar y lograr comunicarnos, y desde ese punto compartir y desarrollar ideas, asumiéndolas como un equipo, para lograr un trabajo colaborativo en donde no solo un individuo resalte, sino sea la comunidad, el equipo el que se destaque, asumiendo en conjunto el desafío de enseñar, en las distintas condiciones en que cada uno se desenvuelve, de identificar y superar las dificultades que se encuentren, el desafío de superarnos, no por el brillo personal, sino por la satisfacción de lograr que nuestros estudiantes, aquellos quienes nos han sido confiados para desarrollar sus habilidades, logren de forma efectiva y eficaz desarrollar sus talentos, adquirir las herramientas intelectuales y sociales que requieren para desenvolverse en el mundo actual, y como un efecto colateral, este objetivo se alcanzará sin el desgaste emocional y físico que conlleva el trabajo independiente a nosotros los docentes.
Es este el reto que hoy debemos afrontar; luchar porque que se reconozca y recompense el trabajo colaborativo, que ya no sea un individuo quien se destaque sino la comunidad. Por supuesto que no significa que el desempeño personal pierda su validez. Necesitamos que se reconozca un trabajo bien hecho. Pero que esto ya no sea el norte de los miembros de la comunidad. Que nuestra meta sea ir más allá; a reconocernos como miembros de una pequeña célula social, en donde el desempeño de uno o una, afecta a toda la comunidad. En donde el superar exitosamente un desafío, cualquiera que sea, sea el resultado de un trabajo colaborativo. Donde el aprendizaje se construye con la participación de todos y todas quienes decidieron enfrentar en equipo, las dificultades ya sea de carácter pedagógico, social y/o relacionado con el ambiente laboral.
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