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Cada año, orgullosamente el 16 de octubre está dedicado a detenernos un momento para reflexionar sobre aquellas personas que están en las diferentes aulas a cargo de niños, niñas y adolescentes en formación, a las cuales llamamos profesor o profesora.
Es un día de gratitud generalizada por sus enseñanzas brindadas, por sus consejos que dejan huella en el alma, por posibilitarnos la oportunidad del conocimiento a todos y todas, pero, muy especialmente, por la humildad de aprender junto a cada uno de sus estudiantes pues, como lo señala William A. Ward, “El maestro mediocre cuenta. El maestro corriente explica. El maestro bueno demuestra. El maestro excelente inspira”. Ser maestro o maestra es un acto de amor y generosidad invaluable, ya que no sólo se debe llegar al intelecto de cada estudiante, sino que fundamentalmente hay que llegar a sus corazones que serán estimulados para el aprendizaje en favor de la sociedad y el tiempo que nos ha tocado vivir, poniendo su experiencia y conocimientos al servicio del sistema educativo.
Felicitaciones a cada uno de las y los docentes de nuestra comunidad, por su entrega generosa, por sus deseos de trascender a través de sus estudiantes, por intentar ofrecer las alternativas para una mejor sociedad, más justa, solidaria y comprometidos con el fortalecimiento de esta profesión.
La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que van a cambiar al mundo.
Paulo Freire
¡FELIZ DÍA, MAESTRAS Y MAESTROS, MENTORAS Y MENTORES, DOCENTES DEL PAÍS!