Back to top

¿Es lo mismo evaluar que calificar?

En términos conceptuales claramente hay diferencia entre evaluar y calificar,  evaluar es emitir un juicio de valor, según una pauta predeterminada, sobre un objeto, un proceso o alguna cuestión previamente establecida,  calificar en cambio es asignar una posición dentro de una escala determinada a ese mismo objeto, proceso o elemento en cuestión.  Esta asignación de posición  en el sistema tradicional chileno se expresa en una escala de 70 decimales, sin embargo no es la única forma de expresar el aprendizaje.  También contempla el sistema educacional chileno los indicadores Logrado, Semilogrado y No Logrado,  y los indicadores Muy Bueno, Bueno,  Suficiente e Insuficiente.   En el caso particular de la asignatura de “Religión” se usa tradicionalmente que se exprese su evaluación en los conceptos de Muy Bueno, Bueno,  Suficiente e Insuficiente.

No obstante es bueno destacar que, si bien la expresión de las calificaciones debe ser en último término en conceptos, esto no indica que no se les pueda informar a los alumnos su calificación expresado en la escala numérica utilizada en Chile, estructurada del 1,0 al 7,0, ya que hacerlo evitará caer en el error de pensar que alguien que hace un esfuerzo destacable, pero no suficientemente bueno (un 6,0) es igual a aquél que hace un esfuerzo perfecto en su manifestación durante las evaluaciones (un 7,0) debido a que ambos se expresan conceptualmente con la expresión “Muy Bueno” (MB)

¿Cómo evaluar la Religión?. 

No olvidemos que no estamos hablando aquí del “fenómeno religioso”, no se puede evaluar la fe particular del individuo ni sus manifestaciones más personales. Hablamos aquí de Religión en cuanto Subsector del Currículum, por tanto sector de Aprendizaje, que, aunque tienen sus particularidades en el campo del conocimiento, puede ser evaluado (CECH, 2005: 28):

“La evaluación se orienta a recoger información sobre el desempeño de los alumnos y alumnas en las  distintas áreas del aprendizaje del sector de Religión, como también el aspecto cognoscitivo, de manejo de procedimientos, de actitudes y valores, formas de trabajo; resultados obtenidos; cómo se sienten en el trabajo que están realizando, etc”. 

Las orientaciones al respecto apuntan a recordar que es evaluable por ser un sector de aprendizaje, pero también es una evaluación evangelizadora que asume la dimensión cristiana del joven en permanente crecimiento hacia Cristo, que no se detiene en su avanzar y que se sabe a sí mismo una imagen del hombre perfecto que en Cristo es posible ser descubierto,  pone su énfasis en el desarrollo del joven permanentemente y debe evitar a toda costa la reducción de la evaluación a una acción de constatación de aprendizajes meramente intelectuales.  Debe evaluar íntegramente los procesos (CECH, 2005: 27). En este sentido no podemos evaluar la fe o la adhesión a Cristo, pero sí podemos considerar como un elemento de valoración la consideración modelar que se hace de la persona de Jesús.  Esto es un hecho fácilmente asumible en el contexto de las iglesias cristianas, pero abre algunas dificultades en el diálogo con las otras grandes religiones, como lo es el Judaísmo, que también tienen Planes y Programas de Religión (D. Ex. 78/84)

Por esto las propuestas de evaluación son muchas y variadas (CECH, 2002: 27), como pueden ser  procedimientos de observación (evaluaciones realizadas permanentemente por el profesor o por los pares),  procedimientos de prueba (con gran variedad de diseños,  empeñándose en innovar siempre en este sentido, para ofrecer una visión renovada del Subsector) y procedimientos de Autoevaluación (en donde se aprenda de manera madura a reconocerse en la etapa del proceso en que se encuentre).

Archivos adjuntos

TipoTítulo del archivo
png
Tabla de Equivalencia de EscalasDescargar